martes, 24 de febrero de 2015

M44: Un Pesebre en el Cielo

Constelación de Cáncer desde un dibujo de Uranographia de Johann Bode (1801)
El Pesebre (Praesepe en latín) es quizá uno de los objetos más bonitos de cuántos podemos observar en los cielos cuando el invierno le abre la puerta a la luz de la primavera. Situado en el centro de la débil constelación de Cáncer (Cnc), se trata de un cúmulo abierto especialmente fácil de observar con prismáticos y pequeños telescopios incluso desde la ciudad y a simple vista desde el campo. Charles Messier lo catalogó en su lista de objetos difusos con el número de 44 por lo que podemos encontrarlo con el nombre de M44 en los catálogos y atlas celestes.




LOCALIZACIÓN

Localización de la constelación de Cáncer

El cúmulo se sitúa en la débil constelación de Cáncer, una constelación zodiacal situada entre las brillantes y extensas constelaciones de Géminis y Leo cuya estrella más brillante, Altarf (Beta Cancri), es de magnitud 3,5. La constelación es de difícil localización en cielos contaminados pero podemos encontrarla en el centro de un triángulo isosceles formado por las estrellas Pollux, Procyon y Regulus. El cúmulo por su parte podemos localizarlo casi hacia el centro de una línea imaginaria que uniera Pollux con Regulus. De cualquier forma si hacemos un barrido de esa zona del cielo con nuestros prismáticos los encontraremos sin problemas inmerso en un pequeño trapecio de estrellas poco brillantes.
La constelación de Cáncer con el cúmulo abierto M44 en el centro


Durante esta parte final del invierno y de la primavera la localización del cúmulo resultará más fácil pues el brillante planeta Júpiter nos guiará hacia él. De hecho en el momento en que se escriben estas líneas, el cúmulo se encuentra a 8 grados al noreste del planeta gaseoso, pero llegará a encontrarse a menos de cinco grados a finales del mes de marzo. Aprovechemos la ocasión para guiarnos a traves del planeta si lo observamos desde la ciudad.

Representación de Júpiter y el cúumulo de "El Pesebre" a finales del invierno de 2015


Se da la circunstancia que al estar situado en la eclíptica, tanto la Luna como los planetas lo atraviesan con relativa frecuencia, la última vez fue Marte cuando lo transitó al comienzo del otoño del pasado año 2013.

EL PESEBRE

M44 recibe también el nombre de Cúmulo de La Colmena por la comunidad anglosajona, aunque es más conocido con el nombre de El Pesebre pues, en clara referencia latinizada, se sitúa entre dos estrellas con nombres de asno: Asellus Borealis (Gamma Cnc) y Asellus Australis (Delta Cnc). En la Mitología, según Eratóstenes, estos dos asnos fueron montados por Dionisio y Sileno en su batalla contra los Titanes. El fuerte rebuzno de los animales hizo que los Titanes se asustaran al orilo y se alejaran del lugar de la batalla y como recompensa recibieron estar en el cielo junto al Pesebre. Los árabes, por su parte, lo llamaron Almalaf, "el saco de forraje suspendido al cuello de las bestias", un nombre, indudablemente, menos romántico.

El Pesebre fotografiado desde el centro de Sevilla. Canon 450D + Refractor APO 36mm

De éste cúmulo ya se hace mención hacia el tercer siglo antes de la era cristiana y fue mencionado por el escrito griego Arato denominándolo La Pequeña Neblina. También lo menciona Teofrasto y Plinio y astrónomos insignes como Hiparco y Ptolomeo lo incluyen en sus catálogos. Bayer también lo denomina Neblinum y Galileo lo observó indicando que "La Nebulosa llamada Praesepe no es una única estrella, si no un conjunto de más de 40 estrellas". Recordemos que cualquier prismático o pequeño telescopio que usemos es infinitamente superior al que usara Galileo.

No es de extrañar pues su magnitud conjunta es relativamente alta, 3.7 y ocupa 95 minutos de arco de extensión, es decir tres veces el diámetro de la Luna Llena, área sobre la que se agrupan unas 300 estrellas. M44 es un cúmulo abierto que según las mediciones del satélite Hipparcos, se encuentra situado a unos 577 millones de años luz de nosotros y su edad puede estar comprendida entre los 400 millones de años.

El cúmulo contiene varias estrellas variables de muy corta amplitud (diferencia entre la magnitud máxima y mínima) pertenecientes al grupo  de las llamadas Delta Scuti caracterizadas por rápida variación de brillo en poco tiempo aunque los cambios de brillo son difíciles de registrar visualmente.


OBSERVACIÓN

Indudablemente el mejor instrumento para observar este cúmulo son unos prismáticos. Su gran extensión hace que el reducido campo que nos ofrece el telescopio haga que nos perdamos en el interior del cúmulo sin poder apreciar, en una visión de conjunto, toda su belleza.

La mayoría de las estrellas son de la sexta magnitud muy bien distribuidas que confieren gran uniformidad al cúmulo. Si prestamos atención, y a diferencia de las Pléyades, aquí encontramos muchas estrellas amarillas y blancas y no azules, como vimos en el caso del cúmulo de Tauro, ni tampoco nebulosidad alguna aún en exposiciones fotográficas prolongadas.


Júpiter junto a M44 a finales de febrero. Fotografía, autor
Desde la ciudad con unos pequeños prismáticos podemos observar una decena de estrellas pero dediquemos más tiempo: hay un buen piso de magnitudes formados por estrellas de la octava magnitud que podremos observar si vamos haciendo que nuestros ojos se adapten a la oscuridad. y al cúmulo. Con unos primáticos 15x70 he contado desde el centro de la ciudad 60 estrellas una vez que he acostumbrado mi vista a las condiciones del cielo. Desde el campo, unos prismáticos 7x50 pueden ofrecernos unas 20 estrellas en una primera observación y más de 100 estrellas con un refractor de 120 mm. No he podido contarlas con un reflector de 200mm pues hay un fondo de estrellas de la onceava y doceava magnitud que da una sensación de plenitud y belleza al cúmulo insuperable. En el centro del cúmulo aparecen varias alineaciones triangulares que le dan al cúmulo un encanto especial. En concreto una pareja de triángulos con configuraciones opuestas hacia el centro del cúmulo. 
Durante marzo el cúmulo del Pesebre aparece alto sobre el horizonte una vez que se pone el Sol, a más de cincuenta grados sobre el horizonte con lo cual su observación es bastante asequible. La "vecindad" del planeta Júpiter le va a conferir (desde cielos poco contaminados) una magnífica oportunidad para observarlo y para disfrutar de esta joya del firmamento.







domingo, 15 de febrero de 2015

Sirio: la estrella más brillante del cielo

En las noches invernales aparece en el cielo sur la estrella más brillante de todas cuantas podemos observar en el firmamento. Se trata de la estrella Sirio. Perteneciente a la constelación del Can Mayor brilla con una magnitud de -1.5. 

HISTORIA

Representación egipcia de Sotis
A lo largo de la historia, la estrella Sirio ha desarrollado un papel importante en el conocimiento básico de los seres humanos. Siempre he pensado que tras la Polar, la estrella que más ha aportado al desarrollo de los antiguos habitantes del planeta ha sido Sirio.

Los antiguos habitantes del Valle del Nilo encontraron una relación entre las oportunas crecidas del río Nilo y la primera aparición en el horizonte de la estrella Sirio poco antes del amanecer (lo que se conoce como orto helíaco). De hecho, en la elaboración de su calendario, los egipcios intercalaron un mes más llamado Thoth cuando la estrella Sirio -a la que ellos llamaban Sotis- tenía su orto helíaco en el doceavo mes de su calendario común. Los griegos también hicieron uso de la observaciones de las apariciones de Sirio para la elaboración de calendarios, muy probablemente, eso sí, inspirados por esas primeras observaciones comentadas.

También Sirio fue la protagonista de la primera determinación de la distancia de una estrella, aunque tosca, pero primera al fin y al cabo. Parece ser que el astrónomo escocés James Gregory (1638-1675) propuso un método para comparar el brillo del Sol con el de una estrella usando la propiedad de que la luz disminuía del orden del cuadrado de la distancia que les separaba. Gregory no hacía uso de la luz del Sol sino de la luz de esta estrella reflejada en Saturno. Fue entonces cuando el genial Isaac Newton (1642-1727) lo usó aplicándolo a la estrella Sirio llegando a la conclusión de que Sirio se encontraba a un millón de veces la distancia que separaba la Tierra y el Sol. El valor no es correcto (el real es casi la mitad) pero sin duda fue una excelente base para comprobar las distancias en el Universo conocido por entonces.

Pero si Newton puso en práctica el método de medición de distancias estelares, su mentor, Edmund Halley (1656-1742) inauguró la investigación sobre los movimientos propios de las estrellas. En 1718, Halley se dio cuenta que los errores de observación y los movimiento de la precesión no eran suficientes para explicar las diferencias tan grandes que había visto en distintos catálogos desde el Tolomeo hasta aquella fecha. Observó que había bastante diferencia en Aldebarán, Arturo y, aun más, en Sirio. Parecían, todas, desplazadas hacia el Sur. Fue Jacques Cassini (1677-1756) -quien no se llevaba especialmente bien con Halley a raíz de un error que encontró Halley sobre la medición de la paralaje, precísamente, de Sirio- quien indicó que esos desplazamientos se debían al movimiento propio en sí de las propias estrellas. Se inició así la época de la medida precisa de la posición de las estrellas para calcular sus distancias.



La continuación del trabajo de Halley llegó de la mano de su compatriota William Huggins (1824-1910) allá por 1868. Huggins ha sido una de los astrónomos pioneros en el desarrollo de la espectroscopía a la Astronomía.

William Huggins en su observatorio
Desde años atrás estuvo investigando el espectro de Sirio, y usó esta técnica para encontrar por primera vez la velocidad de una estrella por medio de este método. Llegó a la conclusión que la estrella Sirio se alejaba a poco más de 15 kilómetros por segundo del Sol. En realidad es la mitad pero también gracias a esta estrella se abrió un nuevo camino en los cálculos de velocidades estelares y precisó el trabajo de Halley sobre el movimiento propio de Sirio. Un movimiento propio, el de esta estrella, que repercutió notablemente en la Astrofísica.

Las siguiente medidas del movimiento propio de Sirio hicieron posible detectar que Sirio tenía un movimiento irregular, y Friedrich Bessel (1784-1846) propuso que se debía a la existencia de otro cuerpo muy masivo que interfería gravitatoriamente en Sirio. El objeto fue localizado en 1862 por Alvan Graham Clark (1832--1897) y fue denominada Sirius B, comprobándose, ciertamente, que era muy masivo, del orden de 0.9 masas solares mientras que Sirio A tenía una masa algo más del doble que su compañera. Estudios posteriores descubrieron que Sirius B tenía mucha masa concentrada en un volumen muy pequeño; se trataba de una estrella muy densa en la que una cucharada de su material pesa 3000 kilogramos; se trataba de una estrella que actualmente conocemos como enana blanca.

OBSERVACIÓN DE SIRIO

Como hemos comentado antes Sirio es la estrella más brillante del cielo. Brilla con magnitud -1.5, magnitud solo superada por la de algunos planetas, la Luna y el Sol. Se trata de una estrella blanca , 25 veces más luminosa que el Sol, cuya temperatura en la superficie llega a los 10000 K. Es la quinta estrella en orden de cercanía a la Tierra estando situada a 8.6 años luz (exceptuando el Sol). La luz que ve uno de mis hijos de esta estrella se emitió justo cuando él nació.

Pertenece a la constelación del Can Mayor que resulta visible en el horizonte Sur desde las latitudes medias alcanzando no demasiada altura sobre el horizonte. Desde España, Sirio suele ser visible durante buena parte del invierno y la primavera, siendo el período comprendido entre finales del mes de enero y mediados del mes de marzo el intervalo de tiempo más destacado para su observación.

La constelación del Can Mayor se alza estas semanas por el horizonte Sur

Sirio es visible desde casi todo el planeta salvo desde las latitudes que superan los 73ºN, resultando ser una estrella circumpolar (siempre visible) para las latitudes inferiores a 73ºS. Sirio sirve como referencia para localizar otros objetos celestes como los cúmulos abiertos M41, M46, M47 y M50 por ejemplo.

Sirio fotografiada desde el centro de Sevilla por el autor (FRB)

Pero Sirio, no está sola, el breve comentario histórico que hemos expuesto aquí no quedaría completado sin tratar a su fiel acompañante, la compañera de Sirio...

domingo, 1 de febrero de 2015

El Cielo de Febrero 2015

  Antes que nada conviene recordar el enlace que hemos colocado en anteriores ocasiones y que corresponde a la revista estadounidense Sky & TelescopeEn ésta ocasión deberemos imprimir la página 4 que se corresponde con el cielo visible en el hemisferio Norte durante los meses de enero y febrero. Los mapas incluídos en esta entrada pueden corresponderse con la situación del cielo hacia las 20 horas locales.


EL CIELO DE FEBRERO

Norte y Cenit

Como de costumbre, comencemos por ver la orientación de la constelación de la Osa Menor. En ésta época del año las "guardas" de la Osa Menor (las dos estrellas más brillantes del trapecio) van ascendiendo por el cielo. Están orientadas hacia el Este. A su lado aparece la constelación de la Osa Mayor que va emergiendo con su característica figura. Por el noroeste Casiopea sigue adoptando la forma de la letra M pero también va inclinándose y perdiendo altura sobre el horizonte. Casi en el cenit, la constelación de Auriga con su brillante estrella Capella.

El cielo del Norte a mitad de febrero


Oeste

La zona del Oeste destaca por estrellas poco brillantes. Destacan las constelaciones de Aries, Andromeda y la extensa constelación de la Ballena (Cetus) con la cabeza en forma de pentágono. Perseo se alza alta sobre el horizonte noroeste y las débiles estrellas de Piscis (raramente visible desde ciudades contaminadas) comienzan a declinar. Siempre me llamó la atención la situación del cielo oeste en esta parte del año. Con las Pléyades y la constelación de Tauro buscando poco a poco el horizonte, parecen avisarnos de la cercanía de la pronta primavera.


El cielo Oeste

Sur

Sin duda la mejor zona del cielo en este mes. Exhuberante brilla la constelación de Orión con la Gran Nebulosa de Orión en la parte inferior de la constelación. Al Sur de Orión aparece una débil constelación que podremos observar en las limpias y frías noches de invierno, la constelación de la Liebre (Lepus). Se pueden observar cuatro estrellas, débiles, formando un trapecio. 

Al oeste de la Liebre aparece la constelación del Can Mayor con la estrella más brillante del firmamento: Sirio y muy cercana a nosotros. Sirio se sitúa a 8,6 años-luz.. La constelación está formada por estrellas brillantes y contiene un cúmulo abierto cuatro grados al Sur de Sirio, se trata de M41. Hacia el norte de Sirio podremos encontrar una estrella brillante, Procyon, otra estrella también muy cercana a nuestro Sistema Solar (11,4 años-luz). Procyon aparece acompañada al norte por otra estrella, juntas forman la constelación del Can Menor


Cielo Sur

Este

Alta sobre el horizonte aparece la constelación de los Gemelos. Las estrellas más características de esta constelación son dos estrellas brillantes: Castor y Pollux. Durante estas semanas ambas estrellas se encuentran desplazadas en brillo por el gigante planeta Júpiter inmerso en dicha constelación. Géminis es también una constelación medianamente brillante que podremos observar desde las ciudades. Si descendemos un poco aparece la débil constelación de Cáncer con su fantástico cúmulo abierto M44, pero para observar esta constelación necesitamos cielos oscuros. Finalmente, y descendiendo hacia el horizonte, nos encontramos con dos estrellas brillantes que forman la parte delantera (cuello y patas) de la constelación del León (Leo). Tras Leo irán apareciendo constelaciones débiles poco visibles desde nùcleos urbanos.

Cielo del Este
FASES DE LA LUNA

Día   3: Luna Llena en Cáncer.
Día 12: Cuarto Menguante en Libra.
Día 18: Luna Nueva en Acuario.
Día 25: Cuarto Creciente en Tauro.



EFEMÉRIDES DESTACADAS DEL MES DE FEBRERO DE 2015

Lo más destacado del mes de febrero serán las dos conjunciones que protagonizarán Marte y Venus en la segunda parte del mes, y la continua visibilidad del cometa Lovejoy. 

Conjunciones

Las dos conjunciones del mes están protagonizadas por nuestros dos planetas vecinos Marte y Venus. 

Dia 20: Al atardecer Marte y Venus se separarán solo unos 45 minutos de arco aproximadamente, situándo a cuatro grados al sur la Luna con una pequeñísma uña de luz. Es una ocasión muy buena para la fotografía.


Atardecer del día 20 de febrero. Marte, Venus y la Luna.


Dia 21: Durante estos días la Luna (con un débil creciente) se situará arriba de ambos planetas los cuales estarán separados unos 30 minutos de arco, justo el diámetro de la Luna Llena.


Cometa Lovejoy

Lovejoy fotogafiado en enero desde el centro de Sevilla
 Ya descendiendo de brillo, aunque muy lentamente, el cometa C/2014 Q2 Lovejoy se desplazará por el cielo recorriendo las constelaciones circumpolares durante febrero y marzo.

 El día 5 de febrero pasará muy cerca de la brillante estrella Gamma Andromedae. Precísamente en Andromeda se situará las dos primeras partes del mes pasando la tercera parte en Perseo.

  Se estima que durante el mes de febrero aún permanezca visible con unos prismáticos o un pequeño telescopio. Reproducimos aquí una carta elaborada para la revista Sky&Telescope cuyo artículo figura aquí. En este blog ya se publicó una entrada dedicada a una Guía rápida para la observación de cometas que puede ayudarnos en la observación de este tipo de objetos.





VISIBILIDAD DE LOS PLANETAS EN FEBRERO

Mercurio: su observación será favorable al amanecer en el horizonte Este-Sureste la segunda parte del mes. El día 24 alcanzará su máxima elongación horizontal situándose a 26.7º al oeste del Sol. Hay que estar pendientes a las conjunciones de los días 20 y 21 como hemos visto en el apartado anterior.

Venus: Visible al atardecer durante un buen rato brillando con magnitud -4 y convirtiñendose en el objeto más brillante del cielo.

Marte:  Resulta visible al anochecer en el horizonte suroeste. Brilla con magnitud 1.2 y tendrá dos interesantes conjunciones con Venus.

Júpiter: Visible durante toda la noche con magnitud -2.6 pasando de estar situado en la constelación de Leo a la de Cáncer alcanzando su oposición el día 6.

Saturno: Se ve un par de horas antes de amanecer en el horizonte sureste en la constelación de Escorpión brillando con magnitud 0.5